mucha comida para que tenga fuerza la gente para la guerra, no tengas lástima de la gente, muramos presto y tengamos nuestro estrado de la gente que morirá, si no saliéremos con la nuestra, si los cobardes y para poco de nuestros dioses no nos favorescieren, que mucho tiempo ha que le habían dicho a nuestro dios que ninguno le destruiría su reino y no habemos oído más reinos déste y Mychuacan. Pues tornaos". Y ansí nos partimos y salieron con nosotros a despedirnos. Estas son las nuevas que te traemos". Díjole el cazonçi Zuangua: "bien seáis venidos, ya yo os [he] tornado a ver. Mucho ha que fueron otra vez los viejos, nuestros antepasados, a México; no sé por qué fueron; mas agora gran cosa es por la que fuistes. Y lo que vinieron a decir los mexicanos cosa trabajosa es. Seáis bien venidos. ¿A qué habemos de ir a México? Muera cada uno de nosotros por su parte; no sabemos lo que dirán después de nosotros y quizá nos venderán a esas gentes que vienen y nos harán matar. Haya aquí otra conquista por sí, vengan todos a nosotros con sus capitanías. Mátenlos a los mexicanos que muchos días ha que viven mal, que no traen leña para los qúes, mas oímos que con solos los cantares honran a sus dioses. ¿Qué aprovecha los cantares solos? ¿Cómo los dioses los han de favorecer con solos los cantares? Pues aquí trabajemos más. Cómo, ¿no suelen mu- dar el propósito los dioses? Esforcémonos un poco más en traer leña para los qúes; quizá nos perdonarán. ¡Cómo se han ensañado los dioses del cie- lo! ¡cómo habían de venir sin propósito! Algún dios los invió y por eso vienen. Pues conozca la gente sus pecados; represéntenseles a la memoria, aunque me echan a mí la culpa de los pecados; a mí que soy el rey. No quieren rescibir la gente común mis palabras, que les digo que traigan leña para los qúes, pierden mis palabras e quiebran la cuenta de la gente de guerra. ¿Cómo no se han de ensañar nuestro dios Curícaveri y la diosa Xarátanga? ¿Cómo, no tiene hijos Curícaveri? Y Xarátanga, ¿no ha parido ninguno, teniendo hijos? ¿Cómo no se han de quejar a la madre Cuerávaperi? Yo amonestaré a la gente, que se esfuerce un poco más, porque no nos perdonarán si habemos faltado en algo." Respondieron los señores: "Bien has dicho, señor; esto mismo diremos a la gente, lo que tú mandas". Y fuéron-
|