sus arcos y flechas. Y topó don Pedro en el camino un principal llamado Quézequaparé, que venía de Taximaroa donde estaban los españoles, todo espantado, y saludóle y díjole: "señor, seas bien venido". Y no le respondió aquel principal. Después díjole: "¿pues, qué hay?". Díjole don Pedro: "envíame el cazonçi a hacer gente, y otros prencipales han ido por toda la provincia a hacer gente de guerra y envióme a estos pueblos: a Taximaroa y a Vcáreo y a Ta- cánbaro y Araro y a Tuçantlan; a esto vengo." Díjole aquel principal: "ve, si quisie- res, yo no quiero hablar nada, ya son muertos todos los de Taximaroa". Y des- pidiéronse. Y llegó a Taximaroa don Pedro y no halló gente en el pueblo, que todos se habían huído. Y fué preso de los españoles y mexicanos, por la tarde. Y luego por la mañana le llevaron delante el capitán Cristóbal de Olí y hizo lla- mar un navatlato o intérpetre de la lengua de Mechuacan, y vino el intér- petre llamado Xanaqua, que era de los suyos, y había sido cativado de los de México y sabía la lengua mexicana y la suya de Mechuacan y venía por intérpetre de los españoles. Y preguntóle Cristóbal de Olí: "¿de dónde vienes?". Díjole don Pedro: "el cazonçi me invía". Díjole Cristóbal de Olí: "¿qué te dijo?". Díjole don Pedro: "llamó- me y díjome, vé a rescibir los dioses ( que ansí llamaban entonces [a] los españoles) a ver si es verdad que vienen, quizá es mentira, quizá no llegaron sino hasta el río y se tornaron por el tiempo que hace de aguas; velo a ver, y házmelo saber y si son venidos, que se vengan de largo hasta la cibdad. Esto es lo que me dijo". Díjole Cristó- bal de Olí: "mientes en esto que has dicho; no es ansí, mas queréisnos matar. Ya os habéis juntado todos para darnos guerra; vengan presto si nos han de matar o quizá yo los mataré a ellos con mi gente". Que traía mucha gente de México. Díjole don Pedro: "no es ansí, ¿por qué no te lo dijera yo?". Díjole Chrispóbal de Olí: "bien está, si es ansí como dices, tórnate a la cibdad y venga el cazonçi con algún presente y sálgame a rescibir en un lugar llamado Quangáçeo, questá cerca de Matalcingo, y traiga mantas de las ricas, de las que se llaman carángari y curi- çe y zizupu y echere atácata y otras mantas delgadas; y gallinas y huevos; y pescado de lo que se llama cuerepu y acúmarani y vrápeti y thirú; y pa- tos, traígalo todo aquel dicho lugar, no deje de cumplillo y no quiebre mis pa- labras." Díjole don Pedro: "bien está, yo se lo quiero ir a decir." Y ahorcaron dos indios de México porque habían quemado unas cercas de leña que tenían en los qúes de
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