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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.332
Folio p en ediciones
45 v 332

Taximaroa. Y díjole Cristóbal de Olí: "dí al cazonçi que no haya miedo, que no le hare-
mos mal." Y fuéronse a oír misa los españoles y estaba allí don Pedro, y como vió al sa-
cerdote con el cáliz y que decía las palabras, decía entre sí: "esta gente, todos,
deben ser médicos, como nuestros médicos, que miran en el agua lo que ha de ser y allí
saben que les queremos dar guerra". Y empezó a temer. Acabada la misa hizo llamar
Cristóbal d'Olí cinco mexicanos y cinco otomíes e díjoles que fuesen con don Pedro a Mechua-
can, y dijo aquel intérpetre que traían los españoles llamado Xanaqua a don Pedro, a la parti-
da: "ve, señor, en buen hora, y dí al cazonçi que no dé guerra, que son muy liberales los espa-
ñoles y no hacen mal y que haga llevar el oro que tiene huyendo y la plata y mantas
y maiz, que ¿cómo se lo ha de quictar a los españoles después que lo vean?; que desta manera
hicieron allá en México, que lo escondieron todo." Díjole don Pedro: "basta lo que me has di-
cho; muy liberalmente lo dices, en lo que me has dicho; yo lo diré ansí al cazon[çi]". Y partióse
con aquellos mexicanos y otomíes y llegaron con él hasta un lugar llamado Vçú-
mao, obra de tres leguas antes de Matlazingo, y díjoles: "quedaos aquí y yo me iré
delante." Y hacíalo porque no viesen la gente de guerra. Y vínose delante, de priesa, y
halló ocho mil hombres de guerra en un pueblo llamado Ýndeparápeo, y venía un ca-
pitán con ellos llamado Xamando, y díjoles don Pedro: "devidíos y íos de aquí que no vienen
enojados los españoles, mas vienen alegres; que el cazonçi ha de venir a rescibillos
a Quangáçeo, que ansí me lo dijeron que se lo dijese, y a esto vengo; ios a vuestras casas".
Y despidióse de aquella gente y vino más adelante a un lugar llamado Hetúquaro, unos
ques questán en el camino viejo de México, y halló también ahí otros ocho mil hombres
en una celada y díjoles: "levantaos, dividíos, que yo vengo". Díjole el capitán: "por qué
nos habemos de ir? ¿qués lo que quieren los españoles? ¿qué dicen?". Díjole don Pedro: "no vienen
enojados, mas alegres, y el cazonçi ha de salir a recebillos a un lugar llamado Quangá-
zeo". Y díjole el capitán "Pues, por qué nos metió miedo a todos Quézequaparé, que
vino delante y dijo que habían muerto todos los de Taximaroa?". Díjole don Pedro: "no
lo sé; no me quiso hablar cuando le topé". Y el capitán questaba con aquella gente se lla-
maba Tashávaco, por otro nombre Huiçizilzi, hermano mayor deste don Pedro y díjole: "aguija,
hermano, que damos mucha pena al cazonçi, que no está esperando sino las nuevas que
tú le trujeres. Yo en amanesciendo, me voy a la cibdad con la gente"


[XXV]
COMO EL CAZONÇI CON OTROS SEÑORES SE QUERIAN AHOGAR EN LA LAGUNA DE MIE-
DO DE LOS ESPAÑOLES POR PERSUASION DE UNOS PRENCIPALES Y SE LO ESTORBO DON PEDRO


[ LAMINA XLIV ]