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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.351
Folio p en ediciones
53 v 351

mucho esto, y aún agora, aún no sé si lo acaban de creer que tuvieron madres.
Cuando decían misa, decían que miraban en el agua, que eran hechiceros.
No se osaban confiar ni decían verdad en las confisiones, pensando que los
habían de matar y si se confesaba alguno, estaban todos acechando cómo
se confesaba, y más si era mujer. Preguntábanles después qué les habían
dicho o preguntado aquel padre y ellos decíanlo todo. A las mujeres de
Castilla llamaban cucháecha, que son señoras y diosas. Decían que habla-
ban las cartas que les daban para llevar alguna parte y por esto no osaban men-
tir alguna vez. Maravillábanse de cada cosa que vían. Como son amigos de
novedades, las herraduras de los caballos decían que eran cotaras y zapatos
de hierro de los caballos. En Taxcala trujeron para los caballos sus raciones
de gallinas, como para los españoles. Lo que les pedricaban los religiosos
espantábanse de oíllo y decían que eran hechiceros, que les decían lo
que ellos hacían en sus casa, o que alguno se lo venía a decir o que era lo quellos
les habían confesado.


[XXVIII]
COMO FUE PRESO EL CAÇONÇI Y DEL ORO Y PLATA QUE DIO A
NUÑO DE GUZMAN. Esta relación es de don Pedro, gobernador.