mantas para Curícaueri, y mantas para abrigalle y maza- morras y comida para que ofrezcan a Curícaueri, y a Hireti Ti- cátame, que trairá leña del monte para los fogones; toma- rále el cincho y el petate que se pone a las espaldas y la hacha con que corta la leña, porque de contino anda con los dioses de los montes llamados Angámucurachan, para hacer flechas, para andar a caza. Y tomarále el arco cuando ven- ga de caza, y después que hobiere hecho mantas y ofren- da a Curícaueri, hará mantas y de comer para su marido Ticá- tanme para que se ponga a dormir al lado de Curícaueri y le aparte el frío; y le haga de comer después de hechas las ofrendas porque tenga fuerza para llegarse a los dioses de los montes llamados Angámucuracha. Esto diréis al señor Hireti Ticátame porque ha de conquistar la tierra Curícaueri". Y como fueron los mensajeros llevaron aquella señora a Ticátame, y díjoles: "¿a qué venís, hermanos?". Dijéronle ellos: "tus hermanos llamados Zizánbanecha nos envían a ti y te traemos esta señora que es su hermana". Y contáronle todo lo que decíen. Y respondió él: "esto que dicen mis hermanos to- do es muy bien; seáis bien venidos". Y pusieron allí la señora y díjoles "Muy liberalmente lo dicen mis hermanos: he aquí es- ta señora que habéis traído y esto que me habéis venido a decir, no lo decís a mí mas a Curícaueri que está aquí, al cual habéis dicho todo esto, que a él ha de hacer mantas y ofrendas y después me las hará a mí, para que le a- taje el frío puesto a su lado, y de comer para que tenga fuerza para ir a los dioses de los montes llamados An- gámucurachan, como decís. Asentáos y daros han de comer". Y como les diesen de comer, metieron la señora, y después de
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