noche, ató unas matas por señal y ctornóse a su casa y fuésa a las casas de los papas a velar aquella noche; y a la mañana, andaba aparejando para tornarse a buscar su venado herido, y como le anduviese buscando por el rastro, no le hallaba porque se fué a una sementera de Quiérequaro a morir, lugar cerca de Çaca- po. Y era por la fiesta de Vapánsquaro, a veinte e cinco de otubre, y salieron a coger mazorcas de maíz las mujeres, para la fiesta, y dieron sobre él y viéronle que estaba muercto en aquella sementera y entrando en su casa las que lo vieron, dijeron: "andad acá; vamos, que está un venado muerto en la sementera". Y hiciéronlo saber a su cacique llamado Zi- zanban, y fué ctoda su casa y asieron el venado y me- tiéronle en su casa. Y como anduviese en el rastro del ve- nado Hireti Ticátame, por el rastro, y viese unas aves como milanos que andaban en torno de donde había estado el venado que iba buscando por rastro; y así de improviso llegó a donde había estado el venado, que estaba todo aquel lu- gar ensangriento, y dijo: "ay, que me han tomado el venado. Aquí cayó, ¿donde le llevaron?". Y iba mirando por donde lleva- ron el venado y llegó de improviso donde le estaban deso- llando, y no le sabían desollar que hacían pedazos el pe- llejo. Y llegando a ellos, díjoles: "¿qué habéis hecho, cuñados? ¿por qué habéis llegado a mi venado?, que ya os avisé dello, que no me tocásedes a los venados que yo flechase con mi gencte. Y no se me diera nada, que os comiérades la carne, que no era mucho; empero más lo he por el pellejo porque le habéis rom- pido todo, que no es pellejo ni sirve de pellejo sino de mantas, porque los cortimos y ablandamos y envolvemos en ellos
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