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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.375
Folio p en ediciones
67 v 375

Mechuacan y sus sacerdotes y señor llamado Taríyaran, iban por leña a Ta-
mátaho, lugar cerca de Santa Fe, y sus sacerdotes llamados Vatárecha, lle-
vaban ofrenda desta leña, algunas veces a Curícaueri, y había allí un ca-
mino y los chichimecas que tenían a Curícaueri, viendo esto, iban a
un barrio de Mechuacan llamado Yauaro y de camino llevaban des-
ta leña a Xarátanga en ofrenda a Mechuacan. Y la leña que traían los
unos y llevaban los otros se encontraba en el camino. Y un día el señor
que tenía a Xarátanga, con sus sacerdotes, bebiendo una vez mucho
vino en una fiesta desta su diosa Xarátanga, empezaron a escoger de las
mieses que había traído Xarátanga a la tierra, ají colorado y verde
y amarillo y de todas estas maneras de ají hicieron una guirnalda
como la que solía ponerse el sacerdote de Xarátanga. Escogeron, así
mesmo, de los frísoles colorados y negros y ensartáronlos unos con
otros y pusiéronselos en las muñecas diciendo que eran las mieses de
Xarátanga, que su sacerdote se solía poner. Y sus hermanas llamadas Pa-
zímbane y Çucúraue, escogeron destas dichas mieses el maíz colorado
y lo pintado, y ensartáronlo y pusiéronselo en las muñecas diciendo
que eran otras cuentas de Xarátanga. También escogeron de otras
maneras de maíz, de lo blanco y de lo entreverado, y ensartáronlo
y pusiéronselo al cuello diciendo que eran sartales de Xarátanga.
Y desplaciendo esto a la diosa, no se les pegó el vino, que todo lo echaron
y gomitaron y levantándose y tornando algo en sí, dijeron a sus
hermanas: "¿qué haremos, hermanas, que no se nos pegó el vino?. Muy malos nos senti-
mos; id, si quisiéredes, a pescar algunos pececillos para comer y quitar
la embriaguez de nosotros". Y como no tuviesen red para pescar toma-
ron una cesta, y la una andaba con ella a la ribera, y la otra o-
jeaba el pescado y las pobres, ¿cómo habían de tomar pescado, que
se lo habíen ya escondido Xarátanga, que era tan gran diosa?. Y des-
pués de haber trabajado mucho en buscar pescado toparon con una cu-
lebra grande y alzáronla en la mano, en un lugar llamado Uncúçe-