a su poquedad de ellos y hacerse a todos todas las cosas, como dice el apóstol san Pablo de sí; ansí les provee cada día quien les muestre las virtudes morales, como proveyó en v[uestra] il[ustrísi]ma S[eñorí]a para la admi- nistración y gobernación y regimiento deste nuevo Mundo. Y esto digo sin saber de aplacer a los oídos, porque no conviene a re- ligiosos tener tal intencto, y lo que es notorio a todos y la verdad no se ha de encubrir, porque v[uestra] S[eñorí]a paresce ser electo de Dios para la gobernación desta tierra, para tener a todos en paz, para mantener a todos en justicia, para oír a chicos y grandes, para desagra- viar a los agraviados, Y bien está la prueba clara, pues el apo- sento de v[uestra] S[eñorí]a está patente a chicos y a grandes y todos se lle- gan con tanta confianza a la presencia de v[uestra] S[eñorí]a que, quitando sus recreaciones y pasatiempos de señor, da audiencia todo el día hasta la noche a unos y a otros, que aun hasta los religiosos esta- mos casi admirados de la constancia de v[uestra] S[eñorí]a. Y podemos decir de v[uestra] S[eñorí]a que hace más en sustentar y conservar lo conquis- tado, que fué en conquistallo de nuevo; porque en lo primero fué trabajo de algunos días, y en esto, trabajo de muchos años. En el primero se alaba la animosidad del corazón, en v[uestra] S[eñorí]a, se alaba la beninidad para con todos, el gran talencto que v[uestra] S[eñorí]a tiene para regir, la prudencia en todas las cosas, la afabilidad para con todos no perdiendo la autoridad y gravedad que el oficio requiere, el celo para que se plante en esta gente nuestra religión cristiana, por lo cual permite n[uest]ro Señor que correponda esta gente con amor y temor y reverencia, que todos tienen a v[uestra] S[eñorí]a en esta Provincia y en todas las otras desta nueva España, que aun solas las palabras de v[uestra] S[eñorí]a tienen por manda- mienctos, viendo cómo v[uestra] S[eñorí]a los trata y cómo los conserva
|