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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.406
Folio p en ediciones
82 v 406

y espérele otro al desembarcadero. Y como supiéredes que es desem-
barcado, empenzaréis a sacrificaros las orejas haciendo grandes
aberturas y esparciréis aquella sangre en unas hierbas y en el ca-
mino haréis como patadas de venado. Y trairésle al camino, don-
de hiciéredes las pisadas de venado, y irés ruciando las yerbas
y andaréis todos en derredor, como que buscáis un venado herido y a-
partaréisle un poco del camino, hacia el monte, y allí llegaréis
a él y le prenderéis. Que nosotros no empenzamos la guerra, mas
otros nos han empenzado a hacella. Que así mandaron los dioses a
Curícaueri que no empenzase él, que otro había de empenzar y que se
anticipase a defender. Id, hermanos, en buen hora". Y partiéronse
y llegaron a Vacánabaro y hicieron todo aquel día flechas. Y partié-
ronse por el camino de Pangua hacúngueo y subieron un montecillo
y allí velaron aquella noche, Y después que amanesció partiéronse
dos espías y subieron encima del monte Harázinda, y allí se e-
charon encima el monte y miraban a la laguna y vieron que ve-
nían cinco canoas y, como tomaron puerto, bajó uno de las
espías, y dijeron a los de la celada: "ya ha tomado puerto Nacá".
Y Quarácuri le salió a recebir y le llevó comida. Pues díjole Na-
cá: "seas bien venido, hermano; ¿a qué hora te partiste?". Díjole Quarácuri: "señor,
anoche me partí". Y llevóle la comida y trújole al camino vino; y
comieron todos e bebieron; y despidióse Nacá y dijo: "baste ya, hermano,
quiero irme, quiero llevar estos dos cántaros de vino y entrando el
dia beberé, que hará calor y habré sed". Y pidió licencia y díjole Qua-
rácuri: "ya veniste como concertamos; anda en buen hora". Y como
se partiese Nacá, vino el espía delante, que le estaba espiando,
y hízolo saber a otro, y aquél a la gente, y díjoles: "ya viene, hele
aquí donde viene cerca". Entonces la gente que estaba en la celada
empenzáronse a sacrificar las orejas y ruciaban las yerbas