con la sangre, porque pensase Nacá que fuese de algún venado que ha- bían flechado; y empenzáronla a echar aquella sangre en las pi- sadas que habían hecho, falsas, de venado. Y salieron al camino. Unos y otros andaban en torno por el camino, diciendo: "por aquí, mas por aquí fué". Y llevaban todos sus carcajes a las espaldas y todos en- tiznados y unas uñas de venados atadas en las piernas y dije- ron unos a otros: "ya se va Nacá y va delante y un sacerdote se ata- vía para ir con él y traen detrás dél mucho pescado". Y llegó a ellos y díjoles: "pues, ¿qué hay, hermanos?". Y ellos le dijeron: "mas tú, hermano, ¿dónde fuiste?". Respondió: "hermanos, fuí a la laguna a comprar un poco de pescado y vuél- vome a mi casa". Dijeron los chichimecas: "vayas en buen hora, hermano". Dí- joles Nacá: "¿A qué andáis vosotros por aquí, hijos?". Dijeron ellos: "a- yer hecimos flechas y subimos a este monte esta mañana a recre- arnos, y hallamos en este lugar un venado y no le flechamos bien. Mira, que por aquí fué, he aquí las pisadas". Y díjoles Nacá: "hi- jos, hoy topé con vosotros, ¿no me daríades un pedazo para hacer la salva a los dioses?". Respondieron los chichimecas: "no has de hacer la salva, mas llevarás un cuarto dél al hombro". Díjoles Nacá: "así ha- bía de ser, hermanos, pues ¿por dónde va?". Dijeron ellos: "hermano, ¿por dónde ha de ir?. Muy artero es este venado. ¿Cómo, no está aquí?". Díjoles Nacá: "Hijos, habéisle de tomar". Respondieron ellos: "¿por qué no, hermano?. Por nosotros hasta dar mate, no descansamos y acosamos al que hiri- mos hasta tomalle". Y despidiéndose Nacá, díjoles: "quedaos en buen hora, hijos, que yo me voy". Y ellos le dijeron: "ve en buen hora, hermano". Y apartóse un poco dellos. Entonces dijo Haramen, que era va- liente hombre, a su hermano Çétaco: "hermano, mira que se va, ¿qué haramos?". Y sa- có una flecha de su carcaj y hincósela en las espaldas, y fue- se derecho a él y echole los brazos por el cuello y asieron todos
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