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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.422
Folio p en ediciones
90 v 422

Pasándose algunos días, por una fiesta de Purécotaquaro, fué Taríacuri
con los suyos al sacrificio de las orejas que se hacía por aquel tiempo. Queri-
endo ir no sé a qué parte a holgar, sacaron de las trojes su dios Curíca-
ueri y otro dios de la guerra llamado Pungárecha y pusiéronlos al pie
de la troj para componerse los sacerdotes con ellos, y a Pungárencha pusieron
en el patio. Ya que se partía Taríacuri con su gente, venían atrás dando
voces dos hombres y Taríacury llamó a un viejo de aquellos que andaban
con él llamado Chupítani y díjole: "¿quién son aquellos que vienen dando vo-
ces?". Y díjole Chupítani: "no sé, señor". Y enviólos Taríacuri a recebir
y como los encontrasen en el camino, saludaron los viejos y dijéronles:
"Señores, seáis bien venidos". Y éstos se llamaban Xorópeti y Taréquasinguata
[borrado] Y dijeron a
los viejos: "¿Está aquí nuestro cuñado? Y los viejos les dijeron: "señores, allí
está". Y dijeron Xorópeti y el otro Taréquasinguata: "nosotros íbamos a sa-
crificarnos las orejas en esta fiesta, al monte llamado Hoátaro pexo". Y
dijeron los viejos que lo querían hacer saber a Taríacuri. Y como llegasen
donde estaba Taríacuri dijéronle cómo vianan [sic] estos dos principales
susodichos, de un pueblo llamado Yzíparámucu, y que se iban a sacrifi-
car las orejas. Y díjoles Taríacuri: "poné en las trojes a Curícaueri y a
Pungárancha, porque quizá no les demos aquí alguna pena si acontecie-
re alguna cosa". Y tomó su arco y flechas y salió a recebir los dichos prenci-
pales y saludóles Taríacuri diciéndoles: "seáis, señores, bien venidos". Y e-
llos le dijeron: "¿Pues, qué hay, cuñado? Nosotros venímonos a sacrificar a esta
fiesta al monte llamado Hoátaro pexo". Y díjoles Taríacuri: "seáis,
señores, bien venidos". Y dijo a los suyos: "aquí hicimos denantes
la salva a Curícaueri. ¿Cómo, no sobró algo de vino?". Iban hablando hacia
casa y como lo supo su mujer de Taríacuri, atavióse muy bien y anda-
ba a una parte y a otra saliéndolos a recebir. Púsose una buena saya
y otros vestidos y saludó [a] aquellos prencipales y dijoles: "hermanos, seáis bien
venidos". Y ellos así mesmo la saludaron. Y sacáronles de comer y