al pie del cu, y después iba un arroyo de sangre por el patio. Y
pusieron en unos varales las cabezas de los sacrificados, que hacían
gran sombra. Y dijo Taríacuri: "vení acá, viejos". Y díjoles: "si mi mu-
jer, la hija del señor de Corínguaro, fuera varón, muy valiente
hombre fuera, que ahora, con ser mujer ha hecho matar de sus
hermanos y tíos y su agüelo. Ha dando [sic] en este día de comer a los dioses
y les ha aplacado los estómagos. ¡Valiente hombre ha sido mi mujer!".
Quiso decir Taríacuri en estas palabras, que por su mujer había
empenzado aquella guerra, en la cual su dios Curícaueri había desati-
nado a sus enemigos y que ella había sido la causa, y que si fuera va-
rón, como era mujer, que hubiera más muertos. Y levantóse de aquel
lugar Taríacuri y fuése a un lugar llamado Querenda angángueo,
y no fué con él su tía. Y dijeron los de Corýnguaro: "¿qué es esto que ha hecho
hoy Taríacuri en nuestra gente? Nunca olvidaremos esta injuria".
Entonces enviaron espías diciendo que estaba en lugares muy frago-
sos; y vinieron las espías, y no podían llegar y tornáronse y contra-
hicieron los ádives y leones y lechuzas y otros pájaros llamados
purúcuzi, Y venían ansí escuchando hasta el lado de las casas. Y venía por
espía el hijo de Zurunban y no dijo nada desto, aunque lo vió. Y en-
traba en casa de Taríacuri, por lo que Taríacuri y su padre habían habla-
do, que eran amigos. Y comían juntos, él y Taríacuri. Y enborrachá-
ronse entrambos y como hobiese bebido salió de casa y iba por
los herbazales para espiar por donde había de venir la gente. Y la tía
de Taríacuri no sé dónde lo supo. Y entró dentro en casa, y como la
vió Taríacuri, saludóla y díjole: "pues, ¿qué hay, señora tía?". Y estaba Ta-
ríacuri arrimado a una parte de la puerta y el hijo de Zurunban
llamado Zinzuni, a otra parte, y teníanles puesto de comer a cada
uno por sí, a su parte, y el vino estaba junto a ellos. Y tornóle
|