y díjele: Chapá ¿por qué tienes soberbia? ¿Para qué traes no más deste esclavo? ¿Dónde los llevaste todos? Que tú cien esclavos tomaste ¿Tó- maslos tú? ¿No está aquí el dios Curícaueri que los toma? Por hacerte merced te di parte de Curícaueri. Tórnate a llevar tu esclavo. No lo haces sino porque te dieron en Corínguaro una señora y por eso los partes los que tomas. Aquí también sacrifican y no se seca la sangre de los sacrificados, que de contino está reciente, porque de conti- no sacrificamos. Y como le envié su esclavo, temió y tomó a Cu- rícaueri y llevóle a un monte llamado Tarecha hoato, a un pueblo llamado Xénguaro y allí tomó un buen pedazo de tierra Corícaueri, que conquistó. Y de allí llevóle más adelante, a un lu- gar llamado Hucáriquareo. Allí también conquistó otro pe- dazo, donde están unos cúes cerca de Vayángareo, en el camino de Mexico; y de allí tomó a Curícaueri y llevóle a Hetóquaro. Allí con- quistó un pedazo de los otomíes que moraban por allí. Y de allí llegó a tomar su asiento en el pueblo de Hararo. Y como estuvie- se con él Curícaueri, ya yo, hijos, estaba arrepiso diciendo que no quisiera haber dado parte de Curícaueri, diciendo: ¿cómo ha de ser rey Chapá? Que ya le conoscen los dioses del cielo y los dioses de las cuatro partes del mundo. Y yo ya pensé que aquel habia de ser rey y por eso me había arrepentido. Ya, hijos, es muerto Chapá y dejó los hijos siguientes: Hucaco, Hózeti, Vacúsquazita, Quanírescu, Qua- tá maripe, Xarácato. Todo estos son ahora y traen contien- das entre sí sobre el señorio y han partido los plumajes entre sí, y cada uno por sí hace sus fiestas y bailan todos un baile llamado
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