Pasándose algunos días, pusieron una celada Hiripan y Tangáxoan con su gente en un lugar llamado Xanóato hucazio, hacia la isla de Xaráquaro. En quebrando el alba venía en una canoa de la isla un prencipal llamado Zapíuatame y tomó puerto con su canoa, y sa- lía muy paso y asió dél Tangáxoan que estaban en su celada y decía: "paso que me lisiaréi[s]". Que le querían flechar. Y dijo: "¿qué es de Taríacuri?". Y ellos enojándose con él, dijeron: "mirá. ¿qué dice? ¿A qué ha de venir aquí Taría- curi? Allá está en su casa Taríacuri". Respondió Zapíuatame: "por eso lo digo, porque vengo a él". Y ellos dijeron: "mirá, ¿qué dice éste? Id a de- cillo a Taríacuri, nuestro tío, que Curícaueri ha tomado y que basta, aunque no es más de uno". Y fuéronselo a decir a Taríacuri y sal[u]- dó los mensajeros y ellos le dijeron: "tus sobrinos dicen que ha cativado Curícaueri no más de uno". Dijo Taríacuri: "basta, aunque no sea más de uno". Dijeron los mensajeros: "señor, dicen tus sobri- nos que pregunta por ti". Dijo Taríacuri: "¿hecístesle mal?". Dijo- le el mensajero: "no, señor". Díjole Taríacuri: "id a ellos; que agui- jen el paso y que venga Zapíuetame donde yo estoy". Y como llegasen sus sobrinos, andaba Taríacuri recebiéndolos y saludándolos y entróse en su casa y hizo llamar al isleño que habían cativado y sacáronle de comer, y comió toda la gente, y estuvo razonando Taríacuri dentro de su aposento, que no supo nadie lo que hablaban. Y desde a un rato salió con una camisa blanca vestido y otra man- ta que le había mandado dar Taríacuri y con su remo al hombro; y salió del aposento de Taríacuri y despidióse de Hiripan y Tan- gáxoan que estaban en el patio y díjoles: "quedaos en buen hora, hijos". Y ellos le dijeron: "señor, ve en buen hora". Y levantóse Tangáxoan y dijo a su hermano Hiripan: "hermano, mira cómo se va aquel que yo tomé". Díjo- le Hiripan: "déjale. Váyase que allí dentro debían de concertar al- go mi tío y él". Díjole Tangáxoan: "aunque sea eso, pues cómo, ¿no le cativé yo?". Y llamólos Taríacuri y díjoles: "vení acá, hijos". Y entra- ron a él. Y díjoles: "id a vuestras casas y haréis flechas hoy todo el día y mañana, y a la tarde me las mostraréis. Y sean anchos
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