luego se paró muy bermejo de ira y dijo sin más esperar: "mirá qué dice Curátame. ¿Qué decimos nosotros? Decimos que habemos de ser señores. ¿Qués lo que habla? Pues quél, ¿es ya señor? ¿Dónde habemos de ser señores nosotros? Y a lo que dice que andamos por aquí: no se le dé a él nada, andemos como quisiéremos, no se cure de nosotros. ¿Para qué nos dice lo que nos dice? Nosotros andamos por hacelle a él señor y andamos por dalle a beber vino. ¡Emborráchese, emborráchese! Y busque una gran taza con que lo beba, y si no se hartare, buscá otra mayor taza, y si no se hartare, que le alcen sus muje- res en alto y le zapucen en una tinaja de vino y que allí se harta- rá. Y que busque más mujeres. Y vosotros que sois sus criados, buscáselas y entrad de casa en casa y llevadle las que tuvieren grandes muslos y grandes asientos y hinchirá su casa dellas, y si no cupieren todas en casa, sálgase fuera al patio a dormir y hinchirse ha su casa de mujeres y el patio, y téngalas con una mano y con la otra la taza. Id y decíselo así, de camino, a nuestro tío Taríacuri. Si no es bien dicho lo que yo digo, Tangáxoan. Yo no lo digo por otra cosa, que nosotros andamos por hacer señor a Curátame y acrecentar su señorío". Oyendo esto los isleños que estaban allí con ellos, apartáronse y estaban cabizcachos, oyéndolo. Y fuéronse los mensajeros, y de camino contaron lo que había hablado Tangáxoan, y oyéndo- lo Taríacuri espantóse de oíllo y dijo: "mirá, mirá, ya fuistes y tru- jistes vuestro merescido. Que ellos por esto andan por allá, y yo ¿qué les tengo de decir? Vuestro merescido trujistes. Id y decíselo así a mi hijo Curátame". Y fueron los mensajeros y dijéronselo a Curátame y oyéndolo él, dijo: "mirá qué dicen aquellos cobardes y para poco, seáis bien venidos. ¿Cómo cesarán ellos de traer leña para los cues?". Y pasaron la laguna Hiripan y Tangá- xoan y vinieron donde estaba su tío y díjoles Taríacuri: "hijos, seáis bien venidos". Y ellos así mesmo le saludaron y pusieron allí la caza que traían y dijo Taríacuri: "señor Hiripan, bueno sería que fuese sacri- ficador mi hijo Hiquíngaje. Cómo, ¿no sería bueno que pasase la laguna y le llevásedes en vuestra compañía?". Dijo Hiripan: "no sé, cómo quisieres, pa-
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