mos sino traer leña y ponella por allí". Díjoles Taríacuri: "yo os quiero dar una parte de Curícaueri, ques una navaja de las que tiene consigo, y ésta pondréis en mantas y la llevaréis allá y a ésta traeréis vuestra leña y haréisle un rancho y un altar donde pondréis esta navaja". Y partiéronse con su navaja y pa- saron la laguna y empenzaron a hacer un cu y una casa de los pa- pas y la casa llamada del águila y una troj a la navaja que les dió Taríacuri. Y después que fué todo acabado, dijeron los dos hermanos: "¿qué haremos, que ya está todo acabado? Vámoselo a decir a nuestro tío". Dijeron pues: "¿quién irá? Vaya Hyquíngaje". Dijo Yquíngaje: "yo. ¿para que ten- go de ir? ¿Suélome yo por ventura llegar a él, ni tengo conver- sación con él? Id vosotros. Vaya Tangáxuan". Y no osando ir Tan- gáxoan, dijo que fuese Hiripan. Y después determinaron de ir todos juntos y que oyesen todos lo que les dería. Y pasaron la laguna y llegaron donde estaba Taríacuri y díjoles: "seáis bien venidos, hijos. Paresce que venís tristes, decidlo presto lo que queréris, si os ha acontecido algo". Hiripan contóle, cómo habían hecho el cu y la casa de los papas y la casa del águila, que era la casa donde ha- cían la salva a los dioses, y la troj donde se habían de guardar sus atavíos. Y estaban todos tres juntos cuando se lo contaba, y oyéndo- lo Taríacuri, se enojó mucho y empenzó a deshonrarlos y díjoles: "bellacos, ¿qué soberbia os tomó? Mochachos mocosos, ¿quién os dijo, id ha- ced cues? ¿Ya los habéis hecho? ¿Qué habéis de sacrificar en ellos? ¿Han de ser al- gunas mantillas que habéis de poner en la puerta? ¿Es, por ventura, nuestro dios Curícaueri como los otros dioses comunes y como los dioses pri- mosgénitos, que le habéis de echar vino en una taza y pónensela a la puerta, o algunos tamales que le habéis de poner en ofrenda a la puerta, o pan de bledos? ¿Qué soberbia os tomó? ¿Qué habéis de hacer
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