para tomar puerto y fuéronle todos a rescebir, todos tiznados con sus insinias de valientes hombres. Y venía Curátame asentado en una silla en la canoa, con una manta de pluma de patos puesta. Y como llegasen a la ribera, sus criados, pusiéronse a su lado, y así llegó al puerto y saltó de la canoa y saludólos. Y al salir recebióle Hiripan, y iba delante dél Tangáxuan y iban hablando él y Hiquíngaje. Y llegaron donde estaba hecho el rancho para él y pusiéronle en medio y quitáronle el carcaj y pusiéronle en otro rancho, y él estaba asentado en su rancho. Y trujeron de comer y pusiéronselo delante y él dió a Hiripan y a los otros de aquella comida y comi- eron todos. Y díjoles Curátame: "¿qué haremos, hermanos, no habrá un poco de vino que bebiésemos en regocijo?". Y dijéronle ellos: "por qué no, señor, sí hay; aquí tenemos vino que se ha hecho en las mismas cepas de maguey". Y diéronle a beber. Y dábale a beber Tangájuan. Dióle cuatro taza y después otras cuatro, y emborrachóse y llamó a Hiripan y vino y asentóse a la entrada del rancho. Y estaban platicando entrambos. Tornóle a dar más a beber Tangáxoan y púsose a la puerta. Y tenía puesta una porra metida entre la paja del rancho. Y estando bebiendo, dióle otra taza Tangáxoan y tenía- la en la mano. Y estaba hablando y llegó la taza a la boca para beber. Entonces sacó de presto Tangáxoan la porra de la paja y dióle en el pescuezo un golpe y acogotóle y hízole caer de bruces y tornóle a dar otra vez y saltó la sangre, muy colorada, de una parte, y de o- tra, que corría dél. Y viendo esto sus criados, levantáronse y huyeron todos, y todos los que estaban allí se levantaron y querían huir. Y levantóse Hiripan y díjoles: "¿dónde queréis huir? ¿Quién os ha- ce mal? Entre nosotros lo habemos, los señores, porque no consen- timos los males. Sosegá todos y trae leña para los cúes de Curíca-
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