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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.489
Folio p en ediciones
126 v 489

Y cada uno contaba lo que le había acontecido. Y dijo el señor: "mucho
nos emborrachamos. ¿Cuál es más deleite, emborracharse o dormir con
mujeres? ¿Por qué no hacen ansí en Corínguaro?". Y dijo al tabernero:
"has más vino en los mayores maguéis, que será perdido que
los chichimecas los gocen o hagan vino dellos". Y dijo Hopótacu: "padre,
yo no sé qué me ha acontecido: he flechado a la madre de mi hijo, Zinzíani".
Dijo el señor: "¿por qué la flechaste, hijo? ¿Qué te hizo?". Dijo Opótacu: "padre, cocióme
a mi hijo, el que tu pusiste nombre. Que no sé qué vieja trujo a mi casa a vender un
topo o tuza, que dicen que traía unas nauas de una manta de hierbas, basta, y
otra mantilla de lo mismo cobijada, y traíele revuelto en la mano y
que de hambre traía aquel topo a vender, y pensando que era así le compró mi
mujer y como no era topo sino mi hijo, el que yo engendré, por esto la ma-
té". Oyendo esto su padre, dijo: "ah, aquella no era vieja, mas es de las tías
de los dioses del cielo. Aquélla se llama Avícanime, e ya los dioses de
todo en todo están muertos de hambre y no tenemos con nosotros cabezas.
Sea así, gente: vámonos hacia alguna parte". Y emborracháronse cinco días
y fuéronse del pueblo. Acostumbraba esta gente, cuando tenían alguna
aflicción, decir: "no tenemos cabezas con nosotros": diciendo que sus enemigos
los tomarían e cativarían a todos y los sacrificarían y que sus cabezas pon-
drían en varales. Y hacían cuenta que los habían tomado. Por eso dice aquí
el señor de Hizíparámucu, que no tenían cabezas consigo.


[ LAMINA XXI ]