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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.496
Folio p en ediciones
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y dieron gran grita y destruyeron y quemaron todas las casas y cativaron
muchos enemigos y haciendo todos gran ruido, y daban voces cuan-
do los tomaban. Y llevaron, huyendo, los suyos a Hiuacha, asido de los
brazos. Y alcanzándole Tangáxoan, llegó a él y dióle con una porra en-
cima la cabeza. Y tomaron todas sus mujeres, aquí una y allí otra,
y trujéronlas al real. Y moraban unos naturales en un pueblo
llamado Chumengo y otros en otro pueblo llamado Zizupan y en A-
cúuato, y fué mucha gente de los enemigos huyendo a los dichos pue-
blos. Y diéronlos grita y no los recebieron, y dieron la vuelta otra
vez, otra vez hacia su pueblo. Y cativáronlos y durmieron sobre ellos,
que los alcanzaron de noche. Y todo un día estuvieron ansí cazando a los
que se habían escondido y dormieron allí una noche. Y a la mañana con-
táronlos todos y enviaron a hacello saber a Taríacuri, cómo los
habían conquistado y cativado y vino a dar la nueva un prencipal
llamado Zapíuatame y saludó a Taríacuri y díjole: "señor, ya
ha cativado Curícaueri". Díjole Taríacuri: "¿hay algunos muertos de
los nuestros con que me déis pena?". Dijo Zapíuatame: "señor, no peleó el señor
del pueblo, todo está ya sosegado, y dormimos allí una noche y en un
día los tomamos cazándolos, y así los cativó Curícaueri". Y holgóse
Taríacuri de las nuevas, y vino toda la gente de guerra con los cati-
vos, que venían haciendo gran ruido, y anduvieron con ellos en pro-
cesión y lleváronlos a la casa de Taríacuri, y diéronles a todos de
comer y escogeron los que habían de guardar en la cárcel para estos
sacrificios. Y desataron al viejo llamado Parengua, el mayordo-
mo de Hiuacha, y fueron él y su hermano donde estaba Hirepan y díjo-
les: "¿qués, agüelo?". Y contáronle como él era el de los plumajes. Dí-
joles Hirepan . "Vamos y dirémoselo a nuestro tío". Y fueron delante
de su tío y díjoles: "pues, ¿qué hay, hijos?". Dijéronle: "este es el que te deji-
mos, éste es el que trujo los plumajes, éste se llama Parangua