una casa y guárdese y allí mirarán los dioses este tesoro", que enton- ces ayuntaron de toda la Provincia. Como no lo quisiese llevar ninguno consigo, hecieron una casa en Cuyacan y allí lo pusieron todo en unas arcas y pusieron sus guardas, y las guardas hacían semente- ras para ponelle sus ofrendas de pan y vino. Todo este tesoro llevó Cristó- bal d[e] Olid cuando vino a conquistar esta Provincia, como más largo se dirá adelante. Y ayuntáronse todos los que habían quedado de los pue- blos y díjoles Hirepan: "id, tomad vuestros pueblos, morá en ellos como de antes y torná a tomar vuestros árboles de fruta y vuestras tierras y semen- teras. Basta. Y ya nuestro dios Curícaueri ha usado de liberalidad y os lo torna. Traed leña para sus cúes y cavá sus sementeras para la guerra y estad a las espaldas dél en sus escuadrones y acrecentá sus arcos y flechas y libradle cuando se viere en necesidad". Y todos respondieron que así lo harían y lloraban todas las viejas y viejos y muchachos y fuéronse todos a sus pueblos. Y no hacían asiento los pueblos, como no tenían regidores y cabezas, que se meneaban los pue- blos y no estaban fijos, y de contino estaban temiendo y alterados. Y entraron en su consejo Hiripan y Tagáxoan y Hiquíngaje y dijeron: "hagamos señores y caciques por los pueblos, que placerá a los dioses que sosiegue la gente". Y fueron por todos los pueblos y hicieron caciques, y los isleños tomaron una parte en la tierra caliente y los chichi- mecas otra parte a la man[o] derecha, en Xénguaro, Cherani, Cumachen; y a- sí sosegaron todos. Y se hizo un reino. Conquistaron así mesmo a Ta- cánbaro, Hurapan, Parochu, Charu, Hetóquaro, Curupu hucazio. Y an- daban también las mujeres con los que iban a conquistar y todas sus alhajas. Y hicieron su asiento Hirepan y Tangáxoan y Hiquíngaje y no iban a conquistar más de los chichimecas y isleños. Y repartieron los pueblos aquellos señores de los chichimecas y isleños. Estos prencipales siguientes tomaron asiento en: Carupu hucazio, Tiáchucuqua, Cháquaco,
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