de nuestra boca, que no os sacrificamos ni comimos. Y mirá que prometistes gran cosa: que haríades las sementeras a nuestro dios Curícaueri y prome- tiste el cincho y hacha, que fué que trairías leña para sus cúes y que estaréis a las espaldas de sus batallones, que le ayudaréis en las batallas y que llevaréis sus relleves tras él, que es que llevaréis su matalotaje a la guerra detrás dél, y que acrecentaréis sus arcos y flechas, con el ayu- da que le daréis, y le defenderéis en tiempo de necesidad; todo esto pro- metiste. Así ya eres ingrato, eres ya hecho rey, tú, gente baja de Mi- chuacan, todos sois señores y os traen vuestros asientos y sillas detrás de vosotros, todos os parece que sois rey[e]s, aun hasta los que tienen cargo de con- tar la gente, llamados ocánbecha: todos sois señores. Mirá que Curícaueri os ha hecho rey[e]s y señores. ¿Por qué no miráis a las espaldas, al tiempo pasado, cuando érades esclavos?; ¿por qué os conquistaron? Ahora no guardáis lo que prometistes, que quebráis los batallones; ques que os venís de las capi- tanías de la guerra; y quebráis la leña de los cúes, ques que faltáis de la cuenta de la leña que se tray de común para sus cues; y dejáis por to- das partes sus sementeras hacer herbazales, que no desherbáis sus sementeras para las guerras. Para esto érades tíos; que es, para esto érades sier- vos y esclavos. Esto prometistes de hacer cuando os dejaron de sacrifi- car, esto pasa así; vosotros, gente de los pueblos. Ahora Curícaueri ha lás- tima de sí en este año presente en que estamos, por eso os tiene aquí para hacer de vosotros justicia, los que habéis sido delincuentes; vosotros que tenéis dos naturalezas de hombre, hechiceros y médicos; vosotros que vais a poner hechizos y los lleváis en la mano. Por esto tiene lástima de sí, él, que tiene a to- dos en cargo, que es el rey y caçonzi. Y vosotros, caciques de las cuatro partes de la Provincia y de los términos de los reinos; vosotros estáis en las fronteras y tenéis sus capitanías. Mirá, caciques, que con mucha miseria se criaron los que fueron señores de los chichimecas, que no probaban en su boca un pedazo de pan, y los cinchos donde los habian de traer y hachas para cortar leña. De hierbas hacían cinchos para traer la leña para los cúes
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