y por hachas traían unas piedras agudas en las manos. Y comían hierbas los señores chichimecas Hiripan y Tangáxoan y Hiquíngaje, y traían pues- tas unas mantas de [hierbas] muy bastas y gordas. ¿Dónde habían de haber mantas blandas, y la insignia de honra que son los bezotes? ¿Dónde los habían de haber ricos? Porque traían unos palos puestos por bezotes, por ser señores. Y las mujeres, sus madres, dicen que traían zar- cillos de las raíces de maguey diciendo que eran zarcillos, y ansí dicen que vivían aquellos señores y señoras, sus hermanas. Ay, ay, mirá, que comían hierbas, las que se llaman apúpata xaquá y acunba, patoque, coroche, zímbico, ¿qué hierbas dejaron de comer? Aun hasta otra hierba llamada sirúmuta, comían. Con esto ensancharon los pueblos y moradas. Y ellos quitaron para mí, a los enemigos, las mantas y los mantenimientos y aho- ra sois caciques con grandes bezotes, que estendéis los bezos para que parezcan mayores. Mejor sería que os pusiésedes máscaras. Pues que os contentáis con tan grandes bezotes, traéis todos vestidos pellejos y nunca los dejáis ni os los desnudáis, mas andáis empellejados. ¿Cómo habéis de tomar los cativos, siendo valientes hombres como lo sois? ¿No os los quitaríades y os pondríades unas mantas por los lomos desnudos para el trabajo? Y tomaríades vuestro arco y flechas y os pondríades vuestros jubones de guerra, que así anda nuestro dios Curícaueri, y así iríades a la guerra a defendelle en las batallas. ¿Cómo habéis de ser valientes hombres? Ya os habéis tornado todos ingratos porque sois ya caciques y señores; y amáis vuestros cuerpos por no trabajallos, y yendo a la guerra os tornáis del camino y venís mintiendo al caçonzi y le decís: señor, désta y désta manera está el pueblo que conquistaste. Y con lo que vienes men- tiendo engañas al rey que te repartió la gente y te hizo cacique. ¡Ay ay! , esto es así, vosotras gentes que estáis aquí. Ya yo he cumplido por el caçonzi en lo que os había de decir, que suyas son estas palabras. To- mad los malhechores y mataldos, que yo lo mando así". Y respondí- an todos que era bien hecho. Y mandaba aquel susodicho sacer- dote que llevasen a la cárcel los que se llamaban vázcata, que
|