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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.263
Folio p en ediciones
11 v 263

echaban en la piedra del sacrificio. Había uno diputado sobre
todos éstos.

Había otros llamados paçáriecha, que eran los sacristanes y guar-
das de sus dioses.

Había otros que eran atabaleros, y otros tañen unas bocinas
y cornetas.

Otros eran pregoneros. Cuando traían los cativos de la
guerra, venían cantando delante dellos, y llamábanlos hatá-
patiecha. Estaba uno diputado sobre todos éstos.

Había otros llamados quíquiecha que llevaban arrastrando los sa-
crificados al lugar donde alzaban las cabezas en unos varales.

Había otros sacerdotes llamados hirípacha, que tienen cargo de
hacer unas oraciones y conjuros con unos olores llamados an-
dámuqua, en las casas de los papas, cabe los huegos que ardían
allí, cuando habían de ir a las guerras.

[ III ]
DE LOS OFICIOS DE DENTRO DE SU CASA DEL CAÇONÇI

Todo el servicio de su casa era de mujeres y no se servía
dentro de su casa sino de mujeres. Pues tenía una diputa-
da sobre todas las otras llamada yreri, y aquélla era más
familiar a él que las otras y era como señora de las otras y
como su mujer natural. Había dentro de su casa muchas se-
ñoras, hijas de principales, en un encerramiento que no sa-
lían sino[a] las fiestas a bailar con el cazonçi. Estas hacían las o-
frendas de mantas y pan para su dios Curícaberi. Decían