echaban en la piedra del sacrificio. Había uno diputado sobre todos éstos.
Había otros llamados paçáriecha, que eran los sacristanes y guar- das de sus dioses.
Había otros que eran atabaleros, y otros tañen unas bocinas y cornetas.
Otros eran pregoneros. Cuando traían los cativos de la guerra, venían cantando delante dellos, y llamábanlos hatá- patiecha. Estaba uno diputado sobre todos éstos.
Había otros llamados quíquiecha que llevaban arrastrando los sa- crificados al lugar donde alzaban las cabezas en unos varales.
Había otros sacerdotes llamados hirípacha, que tienen cargo de hacer unas oraciones y conjuros con unos olores llamados an- dámuqua, en las casas de los papas, cabe los huegos que ardían allí, cuando habían de ir a las guerras.
[ III ] DE LOS OFICIOS DE DENTRO DE SU CASA DEL CAÇONÇI
Todo el servicio de su casa era de mujeres y no se servía dentro de su casa sino de mujeres. Pues tenía una diputa- da sobre todas las otras llamada yreri, y aquélla era más familiar a él que las otras y era como señora de las otras y como su mujer natural. Había dentro de su casa muchas se- ñoras, hijas de principales, en un encerramiento que no sa- lían sino[a] las fiestas a bailar con el cazonçi. Estas hacían las o- frendas de mantas y pan para su dios Curícaberi. Decían
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