y mandaron ansí los señores leñadores que traían mucha leña para los qúes Hirepan y Tangáxoan, ellos lo empezaron, ninguno lo fingió que fuesen caciques en esta casa de los señores, en el tiempo pa- sado". Y decía al cacique nuevo: "no ansí, fácilmente, se hacían caci- ques a todos, mas aquellos que fuertemente tienen las azadas, quienes hacían las sementeras de los cazonçies y eran muy obidientes. Traba- ja, ¿con qué has de regir la gente si no entiendes de hacer semen- teras? ¿Qué has de dar de comer a los que entraren en tu casa?". Decía a los principales: "no os apartéis del cacique, vosotros principales". Tornaba a decir al cacique: "no hagas mal a la gente". Y respondían todos, que ansí sería. Y levantábase en pie el cacique nuevo, des- pués que había hecho aquel sacerdote nuevo la plática a la gente, y decía: "habéis oído a este sacerdote, que es nuestro agüelo: esto que os ha dicho le mandó que os dijese el rey, a la partida; y no le habéis oído a este sacerdote, mas al mismo cazonçi, ques rey de todos. Y mi- rá, que no me podré sufrir ni tener esfuerzo en el corazón, si fué- redes de muchos paresceres, yo entonces me quejaré al rey. Ya habéis oido lo que os he dicho; mirá, que yo sería vuestro padre y vuestra ma dre y os regiría a todos si soís obidientes, y si me hacéis a mí merced, estaríamos y moraríamos en paz en este pueblo divino, y esforzaría- mosnos, a veces, y ayudaríamonos en defender en las guerras a nuestro dios Curícaveri. Si vosotros no me ayudáis, ¿qué puedo yo hacer solo? ¿Con quién tengo de estar? Mirá, que habíamos de tener las a- zadas, que es que hagamos sementeras para las guerras. Y vos- otras mujeres, haced mantas a los dioses, de que les proveamos. Por esto fuimos conquistados y esto es lo que prometimos en los tiempos pasados: las azadas y los escuadrones de guerra y que habían de llevar los relieves de Curícaveri, ques que habíamos de lle- var su matolotaje a las guerra. Por eso hacéme a mí merced en ayudar- me y yo os la haré a vosotros en regiros. Mirá, que yo no me tengo de estar todo el día echado, durmiendo al rincón. Aquí estáis viejos
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