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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.291
Folio p en ediciones
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Sabía un señor o cacique que tenía una hija otro señor o prenci-
pal, o que estaba con su madre, y enviaba un mensajero con sus pre-
sentes a pedir aquella mujer para su hijo o pariente, y llegan-
do a la casa de aquel señor o prencipal, decíanle: "pues, ¿qué hay
señor? ¿qué negocio es por el que vienes?". Respondía el mensa-
jero: "señor envíame fulano, tal señor o prencipal, a pedir tu
hija". Respondía el padre: "seas bien venido. Efecto habrá, basta que
lo ha dicho". Decía el mensajero: "señor, dice que le des tu hija para
su hijo". Tornaba a responder el padre: "efecto habrá, y ansí será
como lo dice. Días ha que tenía entención de dársela, porque soy
de aquella familia y cepa y morador de aquel barrio, seas bien
venido. Yo inviaré uno que la lleve. Esto es lo que le dirás". Y así se
despidía el mensajero, y partido, iba aquel señor a sus mu-
jeres y decíales: "¿qué haremos, a lo que nos han venido a decir?". Res-
pondían las mujeres y decían "¿Qué habemos nosotras de decir?
Señor, mándalo tú solo." Respondía él: "sea como dicen; cómo, ¿no
tenemos allá nuestras sementeras?". Y ataviaban aquella mujer
y liaban su ajuar, y llevaba mantas para su esposo y camisetas
y hachas para la leña de los qúes, con las esteras que se ponían a las
espaldas, y cinchos. Y ataviábanse todas las mujeres que llevaba
consigo y liaban todas sus alhajas, petacas y algodón que hilaba;
y partíase junto con sus parientes y aquellas mujeres, y un sa-
cerdote o más. Y ansí llegaban a la casa del esposo, donde ya esta-
ba él aparejado y tenía allí su pan de boda, que eran unos tama-
les muy grandes llenos de frísoles molidos, y jicales y mantas,
y cántaros y ollas, y maíz y ají y semillas de bledos y frísoles
en sus trojes; y tenía allí un rimero de naguas y atavíos de
mujeres. Y estaban todos ayuntados en uno, los parientes, y saludaban al