jado?": Y tomaba otra mujer, dando las causas por qué no eran buenos casados, por mal tractamiento. Y vivían juntos y no se podían dejar. Mas si la tomaba en adulterio, quejábase a este sacerdo- te y matábanla. Si él andaba con otras mujeres, que no quería hacer vida con aquella su mujer, quitábansela sus padres y casábanla con otro; y si quejaba que no hacían vida en uno, éste que había tomado la segunda mujer, echábanlos presos en la cárcel pública y no se podían descasar. Si uno tenía dos mujeres, iba la una mujer a los médicos llamados xurímecha, y ellos con sus hechi- zos le apartaban de la una y decían que le juntaban con la otra, de esta manera: toman dos maíces y una jical de agua y si aque- llos maíces se juntaban en el suelo de la jical y se sumían juntos, era señal que habían destar ansí juntos aquellos casados. Si se apartaba uno de aquellos maíces, decían que apartaban aque- lla mujer de aquel marido y que le juntaban con la otra.
Ahora se casan prometiéndose matrimonio y que estarán en uno hasta que mueran. Otros dicen que son pobres y éntranse en casa de la mujer y quédanse ansí casados, sin hablar otra cosa. Y en los casamientos que tienen esta gente, nunca preguntaban a la mujer si se quería casar con hulano, bastaba que sus padres o parientes lo concertaban. Ansí mismo en los casamientos que agora se casan clandestinamente, nunca usan de palabras de presente sino de futuro: yo me casaré contigo; y su intención es de presen- te con cópula, porque tienen esta manera de hablar en su lengua. Cásanse todos, agora, con aquellas que conoscieron doncellas en su tiempo. Otros se casaron después de cristianos, siendo la una parte fieles y la otra no, y después bautizóse la otra parte y quedáron- se casados como antes. No guardaban afinidad de ninguno de los grados, en su tiempo. Y la consanguinidad, si no era en primer gra-
|