ban consigo, como los habían echado en sus sepulturas, echábanles tierra en-
cima. Y íbanse todos a bañar, todos los que habían llegado al cazonçi
muerto y toda la gente, porque no se les pegase la enfermedad. Y i-
ban todos los señores y toda la gente al patio del cazonçi muerto,
delante [de] sus casas, y sacábanles allí mucha comida que era del cazonçi muerto,
que la habían hecho para entonces: maíz cocido blanco. Y dábanles a todos
un poco de algodón blanco con que se limpiasen los rostros, y comían to-
dos, y después de comer poníanse todos, cada uno por sí asentado, cabis-
cachos y tristes. Y cinco días ninguno de la cibdad molía maíz en piedras
ni hacían lumbre en sus fogares; ninguno hacía tianguez aque-
llos días; ni mercadeaba; ni andaba nadie por la cibdad; mas toda la gente
estaban tristes por sus casas. Y iban todos los caciques de la Provincia y
los señores, una noche, a las casas de los papas donde tenían su oración y vela.
[XVII]
COMO HACIAN OTRO SEÑOR Y LOS PARLAMENTOS QUE HACIAN
[ LAMINA XL ]
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