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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.305
Folio p en ediciones
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redes y fuéredes rebeldes, no libraré a ninguno de vosotros de la mu-
erte, si quebráis la cuenta de la leña que se trae para los qúes y si quebráis los
escuadrones y capitanías de las guerras." Y deshacíase aquella con-
sulta y íbanse todos a sus posadas . Y desde a cinco días iban por él a
su casa, donde moraba primero, y iba el sacerdote mayor y todos los
señores mayores y caciques, y llegando a su casa saludábanle y decíanle:
Quangá, ques valiente hombre, esforzado, y él tornábales saludes, y decía-
le el sacerdote mayor: "señor, por ti venimos para que entres en la casa
de tu padre". Respondía él: "pláceme de ir, agüelo", que ansí decían a los
sacerdotes. Y componíase: poníase una guirnalda de cuero de tigre
en la cabeza; y un carcaj de cuero de tigre con sus flechas, o de otros ani-
males, de colores; y un cuero de cuatro dedos, en la muñeca; y unas mani-
llas de cuero de venado con el pelo y unas uñas de venados en las piernas,
que eran insinias de señor. Y todos los señores se ponían de aquella ma-
nera y partíanse de su casa, y iban delante dél el sacerdote mayor
con diez obispos o mayores sobre los otros sacerdotes, compuestos co-
mo ellos se solían componer, con sus calabazas y lanzas al hombro. Después
iba, tras ellos, el que había de ser rey y detrás todos los caciques y seño-
res de la provincia, que habían venido por él. Y ya estaban en el patio to-
da la gente de la cibdad y de fuera, ayuntada, con todas las espías de
la guerra y todos los correos y mensajeros, todos entiznados. Esta-
ban todos por su orden, y estaban todos los sacerdotes en sus proce-
siones, y las espías, y oficiales de los qúes. Y llegando el cazonçi
al patio, saludábanle primero los sacerdotes y llamábanle Quanguá-
paqua, que es majestad. Y pasaba por medio de aquellas proce-
siones dellos, saludando a unos y a otros, a una parte y a otra,
y traíanle una silla nueva en el porctal que solía estar su padre, y asen-
tábase en ella. Y como él se asentaba, ayuntábanse en derredor dél
todos los señores y caciques, y toda la gente concurría allí y levan-