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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.317
Folio p en ediciones
38 v 317

al rey; no pienso que le placerá dello, ¿cómo, no os descuartizará vivos?, ¿cómo, no os
sacrificará? Aparejaos a sufrir. Yo no quiero ir por agora a la guerra
mas estarme aquí, porque no me maten en la guerra. Mátenme aquí los
que vinieren, sacrifiquenme aquí y cómame la diosa Cuerávaperi. Id, por-
que riñirá el rey". Y partiéronse aquellos sacerdotes y vinieron en tres
días a la cibdad de Mechuacan y el cazonçi llamado Zuangua, estaba a la sazón
cerca de su casa, en un lugar llamado Arátaquaro, y estaba borracho y saludó
a los sacerdotes y díjoles: "madres, seáis bien venidas": porque desta manera de-
cían a los sacerdotes de la madre Cuerávaperi. Y ellos ansí mismo le saludaron.
Díjoles: "pues, ¿qué hay, viejos? ¿cómo venístes?". Y contáronle todo lo que habían visto
y oído [a] aquella susodicha mujer y respondió Zuangua y díjoles: "por qué dijo
eso el pobre de Viquixo ¿Es él rey? ¿por qué se turba? ¿Cómo, no es de baja suerte y
huérfano? ¿por qué os había de descuartizar, viejos? ¿Dónde vino? ¿El es rey?; cómo, ¿no es es-
clavo de los cativos?; y vosotros, ¿quién sois? Que de nosotros es la pérdida
del señorío, que somos señores y no de nosotros solos, mas empero de todas las Pro-
vincias; yo no lo oiré, que primero moriré y no será luego, porque aún estaré algu-
nos días y seré rey. Aquí están mis hijos, que les partiré el señorío y serán señores.
Ahí está mi hijo Zinçicha, que es el mayor y Tirímarasco, Cuyny, Sirángua, Chácinisti,
Timas, Taquíani, Patamu, Chúysico. Todos estos hijos tengo y no sé quién será
el que señalará por rey nuestro dios Curícaberi. Aquél oirá todo esto y el pobre no
será mucho tiempo señor, porque será maltratado, pobre de la gente baja; cua-
tro años será maltratado, después de los cuales sosegará el señorío, y yo no
lo oiré, que primero moriré. ¿Esto es a lo que venís, viejos? Quiero os dar a beber y busca-
ros algunas mantas." Y sacáronles naguas de mujer y otros atavíos
y guirnaldas de oro para la diosa y plumajes, y diéronselo y díjoles: "yo os qui-
ero también contar a vosotros otra cosa, viejos. Estas mismas palabras que
vosotros habéis traído, trujeron de tierra caliente, y dicen que andaba
un pescador en su balsa pescando por el río con anzuelo, y picó un bagre
muy grande y no le podía sacar y vino un caimán, no sé de donde, de los de aquel
río y tragó aquel pescador, y arrebatóle de la balsa en que andaba y
sumióse en el agua muy honda, y abrazóse con él el caimán y llevóle a su casa
aquel dios-caimán, que era muy buen lugar, y saludó aquel pescador y díjo-