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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.319
Folio p en ediciones
39 v 319

Envió Montezuma diez mensajeros de México y llegaron a Taxima-
roa, que vinían con una embajada al cazonçi llamado Zuangua,
padre del que agora murió, que era muy viejo. Y el señor de Taximaroa,
preguntóles que qué querían. Dijeron ellos que venían al cazonçi
con una embajada, que los enviaba Montezuma, que habían de ir delante
dél y que a él, sólo, se lo habían de decir. Y envió el señor de Taximaroa a hacello
saber al cazonçi, el cual mandó que no les hiciesen mal, mas que los deja-
sen venir de largo. Y llegaron los mensajeros aquí a la cibdad de Me-
chuacan y fueron delante del dicho señor Zuangua, y diéronle un
presente de turquesas y charchuys y plumajes verdes y diez rode-
las que tenían unos cercos de oro, mantas ricas y mastiles, y espejos
grandes. Y todos los señores, e hijos del cazonçi, se desfrazaron y
se pusieron unas mantas viejas, por no ser conocidos, que habían oído de-
cir que venían por ellos los mexicanos. Y asentáronse los mexicanos y
el cazonçi hizo llamar un intérpetre de la lengua de México llama-
de Nuritan, que era su navatlato intérpetre, y díjole el cazonçi:
"oye, ¿qués lo que dicen estos mexicanos?, ¿a ver qué quieren?, pues que han venido
aquí". Y el cazonçi estaba compuesto y tenía una flecha en la mano, que es-
taba dando con ella en el suelo. Y los mexicanos dijeron: "el señor de México
llamado Montezuma nos envía, y otros señores, y dijéronos: id a
nuestro hermano el cazonçi, que no sé qué gente es una que ha venido aquí
y nos tomaron de repente, habemos habido batalla con ellos y matamos
de los que venían en unos venados, caballeros doscientos, y de los que no tra-
ían venados, otros doscientos. Y aquellos venados traen calzados cotaras
de hierro, y traen una cosa que suena como las nubes y da un gran troni-
do y todos los que topa mata, que no quedan ningunos y nos desbaratan.
Y han nos muerto muchos de nosotros y vienen los de Tascala con ellos, co-
mo había días que teníamos rencor unos con otros, y los de Tezcuco. Y ya
los hobiéramos muerto si no fuera por los que los ayudan, y tiénen nos cer-
cados, aislados en esta cibdad. ¿Cómo, no vendrían sus hijos ayudarnos? El
que se llama Tirímarasco y otro Cuyni y otro Azinche y trairían su gen-
te y nos defenderían. Nosotros proveeremos de comida a toda la gente,