Uso del pigmento blanco en la alfarería: una tradición milenaria en el Altiplano Central de México
Yoko Sugiura (IIA-UNAM), Demetrio Mendoza (ININ) y Francisco Sánchez (ENAH)
En la tradición alfarera en Mesoamérica, el uso de colorantes o pigmentos para embellecer las piezas cerámicas se remonta, por lo menos, al Formativo temprano. Los orígenes y características de dichos colorantes difieren de acuerdo con el tiempo y el espacio, cuya variación depende de múltiples factores, ya sea por la tradición, estilo preferido, disponibilidad de materiales o técnica de elaboración, etc. Entre una gran diversidad de colores en engobe, salta a la vista el uso de dos colores: blanco y rojo, cuya aplicación comienza desde una etapa inicial del Formativo temprano y que perdura a lo largo de toda la historia prehispánica.
Esta ponencia se centra fundamentalmente en torno al uso de engobe blanco en los materiales cerámicos, procedentes de varios sitios localizados en el Altiplano Central de México. Mediante la aplicación del microscopio electrónico de barrido (MEB) y espectroscopía por dispersión de energía de rayos X (EDX), se han analizado los engobes blancos de fragmentos cerámicos, cuya cronología corresponde al Formativo Medio y al Epiclásico, concretamente del Coyotlatelco rojo sobre blanco. Los resultados de dichos análisis permiten aproximarnos a la larga tradición del uso de colorantes blancos de diversos orígenes. En el caso de los materiales analizados, provenientes del valle de Toluca, se reconoce que la aplicación de diatomita, ampliamente disponible en la región lacustre como pigmento, tiene una tradición muy arraigada desde, por lo menos, el Formativo Medio.